miércoles, 30 de junio de 2010

Un lugar llamado Infierno

Era otro fin de semana, suaves rayos se asomaban por detrás de los cerros haciendo saber que el sol en breve haría su aparición; Hugo y yo habíamos planeado viajar hacia cualquier lugar donde podamos encontrar cosas nuevas y aventuras en contacto con la naturaleza o al menos lejos de la ciudad, así pues nos reunimos, eran como las 4 y media de la mañana, amanecía daba la sensación que seria un día lleno de aventuras, equipados con mochilas, cantimploras, linternas y esas cosas que de seguro necesitaríamos nos fuimos a buscar un vehículo que nos lleve, llegando a la carretera, un camión aceptó jalarnos gratis hasta donde lleguemos, el chofer, un hombre gordo, bigoton con sombrero de paja y camisa casi blanca por las manchas de grasa que tenia nos hizo subir en la cabina del chofer, en el camino fuimos conversando, contando las cosas que nos acontecían y admirando el bello paisaje que poco a poco se iba haciendo mas desértico, así pasamos por una amplia bahía desértica frente a una playa desolada, una neblina nos envuelve y nos abrochamos nuestras chaquetas porque comenzaba a hacer frío, luego pasamos por un río, subimos por una carretera nuevamente flores , árboles y fauna, la neblina desaparece y el sol hace su aparición, seguimos el camino, ya habían pasado como 6 horas desde que salimos, eran las 11 y 15 de la mañana, pequeños pueblos que dejamos atrás nos hacían saber que mas adelante encontraríamos algo realmente maravilloso, así.. Eran las 12 del medio día y luego de pasar por túneles y un lago frente al camino que pasamos, llegamos a un pequeño pueblo, el chofer nos dijo que éste era el último pueblo que encontraríamos por acá, mas allá estaba el lugar donde recogería un cargamento y no había nada bueno para ver, mas bien en este pueblo sucedían cosas extrañas, al día siguiente vendría a recogernos para regresar a la ciudad.
Así pues nos quedamos en este pueblo, que por cierto al igual que su nombre, nos olvidamos preguntar cómo se llama, pero bueno.. Comenzamos a aventurarnos, el pueblo parecía una hacienda pero fantasma porque parecía desolada y un silencio profundo envolvía el lugar, solo se escuchaban nuestros pasos y el viento que soplaba nuestras orejitas y el suave murmullo de un riachuelo que pasaba por ahí.
El cantar extraño de unos pájaros nos daba la esperanza de encontrar algo por ahí… En nuestro camino, encontramos a una anciana quien nos invitó a pasar a su casa e invitándonos a tomar chicha de jora y unos panes de trigo, nos sentamos a conversar, nos contó que ella y su esposo vinieron a vivir a este pueblo hace muchos años atrás, nos dijo también que este pueblo fue fundado por Frailes españoles y que en sus años dorados, era un lugar muy próspero y abastecía varios a pueblos con granos, leche y vegetales.
Así, nos contó su historia y de cómo de un momento a otro, toda la gloria del pueblo desapareció. El esposo de la anciana había ido a otro pueblo y sus hijos estaban trabajando en el campo, solo ella y su familia cuidaban de ese pueblo.
Así pasaron las horas, eran ya casi las 3 de la tarde, decidimos conocer mas, así que salimos, vimos casas que parecían haber sido echas para personas muy acaudaladas de dinero, pero el tiempo y lo abandonadas que estaban las hacían ver solitarias y fantasmales, seguimos caminando, 2 burros comiendo pasto al vernos comienzan a rebuznar y el sonido parecía que se podía escuchar a varias millas a la redonda, así pues, sin darnos cuenta, llegamos a un cementerio al aire libre ya que no tenia cerco y era grande; ahí observando, revisábamos las lápidas ( en su mayoría, nombres de Frailes), al llegar a la falda de un cerro de color rojo óxido, vimos una gran piedra y debajo de ella, un agujero pequeño que solo se podría ingresar por él arrastrándose en el piso, nos llamó la atención y decidimos ingresar, al ingresar, el aire era seco ahí dentro, hacia calor aunque ingresaba viento, la luz solar ingresaba filtrando el agujero pero la visión no era muy buena, seguimos caminando hacia adentro, encendiendo ya nuestras linternas, logramos divisar a lo lejos un gran puerta de madera corroída por las polillas, tratamos de empujarla para abrirla pero estaba trancada, nuestros esfuerzos hicieron que podamos moverla y pudimos ingresar, unas escaleras de piedra labrada que se dirigían hacia abajo, bajamos apresurados ya que las horas pasaban y no queríamos que nos agarrara la noche, eran las 4 y 30 de la tarde, seguimos adelante; las escaleras eran muy estrechas que solo podía bajar una sola persona a la vez, al llegar al final de las escaleras, un pasadizo largo, y llegamos hasta un salón, preparamos unas antorchas para tener mas luz y al tener mas visión, nos dimos cuenta que el lugar era el salón principal de una antigua iglesia, con imágenes de santos y frailes que llenos de polvo y telarañas, parecían agradecernos el haberlos encontrado, seguimos caminando, había un arco de piedras que perecían cubrir la entrada de ingreso a un túnel, pero grandes rocas que habían caído, impedían el acceso; el lugar era un misterio, el techo parecía haber sido echo por arquitectos perfectos, ya que los ladrillos encajados en la roca, parecían estar perfectamente alineados, un viento sopló apagando las antorchas, el olor que se sentía ahí era húmedo y como a madera antigua, tomamos algunas fotos y decidimos retirarnos de ese lugar, dejando todo igual a como lo habíamos encontrado, salimos del lugar, pasamos por el túnel, llegamos al salón, subimos las escaleras, cerramos el portón de madera y al salir de la cueva, nos dimos cuenta que ya estaba oscureciendo, afuera nos recibió un señor de tez muy oscura y arrugas en la cara, poncho rojo y sombrero grande de paja lleno de polvo, y nos preguntó: “Qué hacen acá? “, solo estábamos curioseando, nos miró y luego sin darnos cuenta, desapareció, corrimos al pueblo, encontramos a la anciana cocinando y nos preguntó: “Qué les pareció el pueblo?”, le respondimos que fue interesante, luego nos contó que temerosos que los Incas los atacaran y mataran, construyeron un templo debajo del pueblo, todo el dinero que tenían lo invirtieron ahí, llamaba mucho la atención, ya que en ese mismo lugar se atendía un cementerio solo para Frailes de buen estado económico, pero un día los Incas atacaron el pueblo, muchos de los frailes se escondieron en el templo esperando a que los Incas luego de su ataque, se fueran, pero de una forma u otra quedaron atrapados ahí, y muchos de ellos murieron y los que sobrevivieron enterraron a los muertos haciendo un cementerio arriba del templo que estaba bajo el pueblo, ellos fueron quienes derrumbaron las rocas que cubrían la entrada hacia el túnel que estaba en ese lugar y que era el ingreso al lugar donde guardaban sus tesoros, por miedo de otro ataque, decidieron dejar el pueblo y sus riquezas, así quedo hasta ahora… Conversamos hasta altas horas de la noche , al aparecer la Luna llena, unas luces y un sonido estruendoso nos hacen saber que el camión que nos llevaría de regreso a la ciudad, llegaba, nunca pudimos conocer al esposo ni a los hijos de la señora, puesto que nunca llegaron, a lo mejor y ese señor que nos encontramos al salir de la cueva era el esposo de la anciana, pero ni se lo preguntamos, mucho menos le comentamos que lo vimos, el camión se estacionó al ver las luces de nuestras linternas, subimos al carro, el chofer nos miraba con asombro, le contamos todo lo que nos había sucedido y él solo atinaba a darnos una media sonrisa entre gusto e impresión, y luego nos dijo: “ Pues sepan ustedes que acaban de dejar atrás el pueblo llamado: “INFIERNO”, muchas cosas se dicen de él, y hay mucho misterio, no existe vida alguna ahí, pues los últimos moradores de ese lugar murieron hace 80 años, y es difícil que alguien pueda vivir ahí, ya que ese pueblo fue maldecido por los Incas, quienes al ver que los Frailes robaron sus tesoros y maltrataron a sus parientes, decidieron ir a hacerles pagar por ello, pero los Frailes mataron a muchos de los Incas para luego esconderse debajo de la tierra en una cueva que escondía un lugar de culto y los tesoros robados a los Incas. Fue por ello que los Frailes murieron enterrados por la furia del Apu que los enterró haciendo caer rocas sobre ellos y la naturaleza se encargó de terminar de eliminar lo poco que quedaba de ellos que no siguiendo las órdenes de su Dios y llenos de avaricia hicieron sufrir a otras personas solo por hacerse opulentos.
Hugo sorprendido me hace recordar que tomamos fotos y que teníamos prueba de haber encontrado ese lugar del que nos contaba el chofer, pero al buscar nuestra cámara fotográfica, nos damos cuenta que no la teníamos…. Decidimos entonces entre asombro y gusto (Como el chofer), solo tener en el recuerdo nuestra fabulosa aventura.
Llegamos a la ciudad, nos despedimos del chofer (a quien nuevamente olvidamos preguntar su nombre) y con dirección a nuestras casas, Hugo me enseña algo que tenia envuelto en una tela vieja y sucia, y al verlo, me doy cuenta que eran 2 cruces una de oro (pequeña) y otra de plata (mas grande), me dijo que cogiera la mas pequeña y que él se quedaría con la de plata, así pues, sorprendidos de haber al menos tener un recuerdo de ese lugar, nos despedimos y decidimos viajar de nuevo a ese lugar para ver qué es lo que hay en ese túnel cubierto por rocas.. Ojalá y cuando decidamos ir, ese pueblo no haya desaparecido, aun queda en mi mente la expresión del señor que vimos en el cementerio… quién sería, además la señora.. Nunca le hablamos de la señora al chofer. a lo mejor y seria un fantasma?? Y ese chofer tan extraño.. si sabia que ese era un pueblo extraño. Porqué nos dejó ahí? Y como es que nunca nos contó al principio lo que pasaba en ese pueblo.. y tantas cosas sin explicación…Si hay oportunidad de volver nuevamente esperamos recuperar por lo menos la cámara...

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