Nuestra amada Ciudad de los Reyes guarda antiguas tradiciones entre sus ciudadanos quienes heredaron costumbres desde la época virreinal. Las fechas de diciembre siempre son especiales pues empiezan los preparativos para celebrar la Navidad, es ahí donde cada hogar tiene su propio protagonista el cual siempre nos cuenta su historia.
Los nacimientos o belenes son característicos de la navidad, el escenario espiritual donde reside toda la fe de una nación, un pueblo.. Un hogar.
Con anticipación se sacan las grandes cajas y baules donde se guardan todo el año las figuras navideñas las que adornarán esos nacimientos que antiguamente llegaban hasta el techo de la casa, los papeles grises o marrones con chispas de colores para el escenario de un gran cerro y los animalitos y pastores y las luces de colores que con sus puntas se enredaban entre sí o pinchaban los dedos. El misterio de la sagrada familia al centro y como protagonista el niño Dios. El niño Manuelito muchas veces era antiguo y pasaba de generación en generación siendo espectador de las navidades en casa, si ellos hablaran nos contarían todo desde el momento en que eran sacados del antiguo ropero de la abuela envueltos en finos paños blancos era preparado para ser colocado en el pesebre a media noche. La abuela lo limpiaba con bolitas de algodón las cuales luego guardaba como amuleto contra caídas y enfermedades. Luego era vestido con trajes confeccionados a mano para finalmente ser rociado por un fino perfume, era la abuela quien llevaba al niño y cada integrante de la casa le besaba los pies a manera de adoración, luego se entregaba al integrante mas jóven del hogar el cual lo ponía en medio del Belén entre María y José y entre abrazos y celebración se recibía la Navidad. El niño Manuelito fue testigo de todas las historias que se iban escribiendo entre alegría y tristeza, entre regalos y abrazos, eran quienes veían llegar al tío o tía de visita sorpresa, las caritas de los pequeños al abrir sus regalos, de la gran mesa adornada y el banquete de lujo con el pavo en medio de diferentes manjares. También vio la casa llena, la mesa servida, la copa de champagne levantarse en brazos, esa silla vacía que antes ocupaba el abuelo, la madre o el hermano, los recuerdos de antaño y las conversaciones hasta altas horas de la madrugada. Era el Niño Manuelito quien vió al amanecer del 25 de diciembre la sala vacía y en silencio pues todos dormían el dulce sueño tras la noche buena, la abuela en la cocina calentando el chocolate para el desayuno y el timbre sonando al llegar la familia para saludar, cuantas historias vistas y muy pocas veces contadas nos puede narrar el niño Jesús quien es el centro del hogar en Navidad, cada familia tiene su historia y cada historia transmite la fe, devoción y alegría de celebrar la Navidad... de celebrar al niño Dios pues cada niño Jesús en nos cuenta su propia historia.. historia y tradición de cada Navidadad.

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