jueves, 19 de enero de 2017

APRENDEMOS A VALORAR EL PATRIMONIO QUE TENEMOS CUANDO CONOCEMOS SU HIOSTORIA:


Sucedió que al ver abiertas sus puertas un joven se acercó, mirado estupefacto lo hermoso del lugar, de arriba para abajo, cada detalle, cada espacio, su asombro era admirable y sentí curiosidad por preguntarle el porqué de su asombro? Me le acerqué y presentándome le hice la pregunta, aun con la mirada perdida y la boca abierta vuelve en sí como si hubiese quedado atrapado en un sueño, y responde: " Era tan hermoso todo esto? Qué diferente se ve ahora, es como si fuera otro lugar " ... Yo trabajé acá , este espacio tenía máquinas , había una pared de madera que separaba el otro espacio también con máquinas y papeles, había un toldo que todo lo oscurecía, siempre teníamos encendidas las luces, las carretillas entraban y salían y el sonido de las máquinas... Ya estábamos acostumbrados a ese sonido. Todo era un caos y desorden, siempre había estrés por entregar trabajos, hasta nos amanecíamos chambeando, ahora solo se siente tranquilidad y ahora se ve que es bien grande. No pensaba en ése entonces lo importante del lugar, solo chambeaba y nada mas. Espero que algún día se pueda conocer adentro, debe ser más bonita por las fotos que he visto tiene mas ambientes, muchas gracias por dejarme ver este espacio, tantos recuerdos que se desvanecen con ver lo bonito de esta casa, en verdad es un palacio".
Y siguió buen rato viendo, pensando para sí, luego se despidió.
Es admirable lo que genera en las personas cuando se recupera un lugar histórico y que es patrimonio el cual estuvo descuidado y olvidado tiempo atrás, la nueva historia recién comienza y sabemos que en adelante todo será mejor, nuestro patrimonio merece ser rescatado, cuidado, preservado y conocido por todos, uno nunca sabe el valor del lugar por donde pasa hasta que conoce su historia.

                                                                                                                   Iván Ulloa del Carmen
                                                                                                                         (Parker das )
                       

jueves, 5 de enero de 2017







El Ultimo Acto del Sol:

Mientras daba mi ultima caminata despidiendo el año mis pasos llegaron a la playa, un apacible lugar donde viajé fuera de la ciudad para dejar atrás todo el bullicio y el estrés, sólo el cielo, las aves, la arena, el viento, el mar y yo... poco a poco iba caminando acercándome al mar el agua fresca refrescó mis pies y las olas se llevaban mi peso  del año viejo para guardarlo entre los granos de arena dejando espacio para lo nuevo que vendrá. El sol teñía de un dorado y naranja el cielo y las aguas y comenzaba a despedirse del ultimo día de diciembre, las aves volaban hacia sus nidos como si de ellas no fuera la experiencia, todo es normal para ellas quienes son las vigilantes de quienes se osan visitar los dominios de la naturaleza marina. En el cielo aparecían las estrellas y el sol como no queriendo irse aún dejaba un rastro brillante entre las olas y el viento comenzó a soplar acariciando mi espacio personal empujándome hacia un extraño trance entre la arena y el mar, de pronto me sentí un ser diferente, como desesperado por ver acabar el día para que ingrese la noche, corrí hacia la arena como buscando una herramienta, un instrumento, un arma letal que pudiera disparar hacia el sol para acabar con su sufrimiento, el sol no se quería ir y aún iluminaba... De pronto entre los restos llevados por la marea encontré un arco y una flecha de madera y afilando su punta dirigí la mirada hacia el horizonte donde el sol agonizaba entre el cielo y el mar, un momento de silencio, una oración y el disparo salió directo al astro rey, un camino de arena brillante dejaba a su paso la flecha hasta que atravesó su corazón tan ardiente como el fuego y entre una ráfaga de luz y un sonido de silencio las olas alborotadas cubrieron con su espuma el cuerpo sin vida de viejo sol y la noche cubrió con su manto de oscuridad el día, la luna no salió pues mantuvo luto por su amado pero las estrellas tintilleantes no se dejaban engañar ante tal acto escénico que el sol había preparado para despedir el año, entre tanto yo como un susto que me hizo saltar desperté de mi trance, era ya de noche y el frío del viento me cubría, entre mis manos un arco y una flecha y en la punta de ella un fuego que no apagaba. La noche había llegado y pocas horas faltaban para que termine y vuelva a renacer el sol en un nuevo año, las olas bailaban al brillo de las estrellas y las aves eternas observadores guardarían el secreto del acto del sol, que logró envolverme en su embrujo haciéndome parte de su gran acto de despedida.. y yo... seguí caminando hacia el nuevo año.