
Varios años pasaron en Lima para que ésta casa nuevamente comience a ser reedificada,
fue que en el año de 1748 Don José Gonzales, Conde de Fuente Gonzales y su esposa Doña Rosa de la Fuente, Condesa de Villar de Fuente adquieren el terreno de Don Francisco de Cháves y construyeron ahí su Finca dotándola de una rica arquitectura de estilo Neoclásico con influencia Mudéjar (combinación de estilo Hispano y Musulmán) en ventanas, patios y corredores, arquerías y detalles reforzando también doblemente las paredes y vigas para resistir los sismos. Entre 1895 y 1925 esta casa adquiere un nuevo dueño: Don Agustin Tovar quien en compañía de su hija Doña Dolores Tovar se instaló en ella. Pasado un tiempo Doña Dolores decide irse de la casa ya que se quejaba de ser atormentada por sonidos de cadenas, lamentos y apariciones espectrales nocturnas en los corredores y patios, el peor espanto que se llevó fue que una noche pasado las 12 caminaba entre el pasillo del segundo piso y tuvo un encuentro frente a frente con el espectro de una mujer de cabellos dorados y ropa blanca quien se abalanzó hacia ella dejándola inconsciente.
Una de las historias muestra a la Condesa de Villar de Fuente como una mujer de temperamento cruel y despiadado para con sus esclavos que se divertía atormentando y vistiéndoles con ropas llamativas para luego mandarlos enterrar vivos bajo las tierras de las Caballerizas desde ese entonces ése lugar de la casa se convirtió en un area de tormento y muerte para la servidumbre.
Se habla de un tesoro que la Condesa cuidaba muy celosamente y que sólo algunos esclavos que se encargaron de trasladar tal riqueza sabían de su existencia, razón por la cual la Condesa decidía desaparecer a quien supiera de su tesoro para que no corriera riesgo de ser robado. Después de muchos años y a la muerte de Don Agustín Tovar la casa queda como herencia a doña Dolores pero ella quien no quería saber nada con la casona y con sus espectrales residentes decide ponerla en alquiler para luego ponerla en venta.

Un vecino de Lima de padre Italiano y madre limeña, muchacho de 34 años se interesa por la casona, la gente lo veía como un palomilla, altanero y soñador que decía tener riquezas y ser dueño a una veta se acercó a la casona ( antiguas esquinas cruces de la Calle Piedra con la calle Palma, hoy Rufino Torrico con Jr. Callao) y preguntó el precio de la casa al citarse con Doña Dolores pero la señora conociendo la vida que llevaba el muchacho atinó a sonreir y responderle que él no podría pagar el precio. Barbieri se retiró con una sonrisa misteriosa. Poco después y llevando algo más del dinero que se pedía por la casa, logra comprarla. Barbieri encontró un tapado bajo una antiguo Palacio Veneciano que existía en lo que hoy es la Alameda Chabuca Granda ( antes mercadillo de Polvos Azules) y con parte de ése tesoro logra comprar la casona a doña Dolores.
Barbieri sabía que en la casona existía un tesoro escondido ( el tesoro que cuidaba la Condesa de Villar de Fuente) tesoro que a pesar de un buen tiempo buscando no logró encontrar, pero que fue motivo para restaurar la casona por dentro dotándola de un bellísimo estilo segundo Imperio digno de la época adornando cada espacio con azulejos balcones, tallados en madera, elegantes salones con dorado pan de oro y un maravilloso oratorio con un cuadro de la Virgen y el Niño que mandó traer de Cusco.

El abrevadero de la Caballeriza (que fue antiguamente de arquitectura más rústica y humilde) Barbieri la reconstruye dotándola de un estilo Morisco con azulejos en piso y fuente del bebedero para caballos fue totalmente reformado.
El segundo piso fue muy bien pensado al ser reconstruido y se habilitaron varios departamentos para alquiler y en las afueras de la casa se construyeron pequeñas salas para alquiler de negocios, cuentan que entre esos negocios figuraba una tienda de telas, una vinería y una bodega de abarrotes ( una forma de mantener fluidamente un ingreso económico a la casa) la parte donde vivía Barbieri estaba muy bien separada de la parte que ocupaban los inquilinos pero eso no dejaba que el lujo y los detalles fuesen aparte de esa área ya que en su totalidad toda la casa de arriba hacia abajo estaba adornada con azulejos, molduras en yeso, rejas de hierro forjado, tallados en madera empapelados en cada habitación entre otros. Barbieri viajaba constantemente a la sierra y era motivo pues tenía una concesión de mina a la cual le llamó: “ Estrella de Belén “ y la cual era muy deseada sobre todo por el minero Eulogio Fernandini quien en muchas ocasiones trató comprarle su terreno.

El tiempo pasa y la vida también, en su ya avanzada edad Barbieri se volvió muy religioso, mantenía constante apego con el antiguo templo de San José en Barrios Altos y era benefactor de las monjas Concepcionistas descalzas de San José, tenía también gran admiración por el Indio Santo “ Nicolás de Ayllón” y también visitaba el convento de las monjas Capuchinas de la Santísima Trinidad. Mantenía gran amistad con el restaurador y dorador de la casa el señor Alejos y a él le entregó el servicio de mantenimiento de cada una de sus piezas. Barbieri a mediados de los años 70 ya con una avanzada edad de 83 años, enferma y es atendido en su casa por las monjas Concepcionistas
Descalzas quienes a la muerte de Barbieri ellas son designadas Albaceas de todos sus bienes ( Barbieri no tuvo descendencia y estuvo alejado de su familia razón por la cual sus bienes no pasan a sus familiares) en 1975 las monjas asumen la autoridad sobre la casona y comienzan a desalojar a los inquilinos quienes muchos de ellos pidieron algunos años mas para continuar viviendo en ella mientras encontraban espacio para su traslado.
Cuentan algunos de los inquilinos que las monjas sacaron al patio principal todo lo que había dentro de la casa ( cuadros, esculturas mesas, relojes, escudos, arañas, candelabros, utensilios de plata y otros) que pertenecían a don Manuel Fernando y lo ponen en venta argumentando que ellas en su voto de “humildad y pobreza”no utilizarían nada de lo que la casa ostentaba.
Llegaron entonces coleccionistas y vecinos interesados en comprar tales ofertas y en poco tiempo todo lo que en vida adquirió y apreció don Manuel Fernando Barbieri, desapareció dejando la casa con pocos muebles y algunos ornamentos que las monjas llevaron a su convento. Las monjas en ése entonces estaban siendo desalojadas del templo y monasterio que ocupaban puesto que el número de ellas era muy bajo para lo que requería el lugar, pusieron en venta entonces la Casa y fue el caso que allá por los años 80 la empresa BMK Constructores ( perteneciente a los negocios de León Rupp) compra la casa y con el dinero recaudado de las ventas de las cosas de Barbieri y de la casa misma las monjas dejaron Barrios Altos, su convento y compraron un terreno en Surco donde se retiraron y construyeron su nuevo hogar.
La Casa con su nuevo dueño no recibe el úso adecuado, Rupp contrata a un guardián para que viva en la casa y se ocupe de mantenerla limpia y resguardada. En los 90 ( en la gestión Municipal del señor Alberto Andrade Carmona) la casa es cedida por León Rupp al Patronato de Lima, la Casa conocida en ese entonces como : “ Casa Barbieri ” gozó de un uso cultural donde se realizaban eventos y proyecciones de fotografías referentes al ámbito de cultura y patrimonio, fue una de las sedes de la primera Bienal de Lima y personas importantes del Perú y el mundo la visitaron, hasta que en el año 95 el Patronato de Lima se traslada a otro local y a casa queda bajo el cuidado del contador de Rupp, para ése entonces Rupp se encontraba fuera del país a causa de muchas deudas y malos manejos de negocios que lo obligaron a alejarse de la autoridad nacional.

Mas de 11 años estuvieron las imprentas trabajando, ensuciando, destruyendo y poniendo en riesgo la casa, cables cruzados a manera de telarañas, grasa y tintes derramados en el piso, paredes rotas para instalaciones clandestinas y ni un pago por derecho de alquiler, la Casa estaba a merced de las imprentas y de no ser por el guardián ( el señor Flores) las máquinas hubieran llegado a ocupar los salones y segundo patio de la casa, las imprentas llegaron a ocupar el zaguán y el patio principal (para ese entonces la pileta de mármol que existía en el patio principal ya no estaba (vendida también por las monjas?) Los últimos muebles de estilo Luis XVI que eran propiedad de Barbieri y fueron vendidos junto a la casa por las monjas y terminaron en el Hotel Bolivar quedando la casa vacía pero con una maravillosa herencia arquitectónica y artística que le dejara su antiguo dueño. Muchas gestiones municipales trataron de eliminar a las imprentas que tugurizaban el centro histórico en especial las casonas pero poco se ogró hacer, ya en el 2015 se pudo ver los resultados que por muchos años se esperó y las imprentas poco a poco fueron desalojando la Casa Barbieri, el guardián de la casa desde que llegó a ella (1980) ha vivido todas estas experiencias y sigue viviéndolas hasta hoy ( julio 2016), la Casa entra ya en una nueva etapa de recuperación, el trabajo es lento pero ya se van viendo resultados, el apoyo desinteresado de vecinos de nuestra Noble Ciudad y el valor que representa la Casa Barbieri y que los actuales administradores de la casa apoyan en acrecentar inspira a cada uno de quienes entendemos que nuestro Legado histórico y arquitectónico debe permanecer bajo nuestro cuidado para que sea conocido por nuestros descendientes y el mundo, y nos llena de emoción ver que este hermoso Palacete puede llegar a ser un Ícono de ejemplo a seguir para con muchas otras propiedades que pueden ser rescatadas y vueltas a la vida por sus propios ciudadanos y/o dueños.
“ Nadie ama lo que no conoce y es el caso que hoy damos a conocer el maravilloso Palacio de los Condes de Fuentes Gonzales y Barbieri “ .
Investigación y trabajo realizado por:
Iván Ulloa del Carmen, Investigador histórico de la Casa Barbieri 05, julio - 2016
Fotografías: Archivo privado Ulloa ( sujeto a restricción sin previa autorización y cito de fuente)